EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

El proyecto de ampliación del Terminal 2 de Valparaíso, más conocido como el Espigón, ha encontrado numerosas dificultades para su desarrollo. A la férrea oposición de un sector de los porteños, que se han aglutinado en torno al turismo y la cultura, se le han sumado los requerimientos medio ambientales. Es así que TCVAL, empresa concesionaria del proyecto, ha estado trabajando intensamente para poder salvar las distintas exigencias que el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) le ha solicitado.

La primera parte del proceso, denominado Agenda 1, se realizó en marzo de este año y supone la inversión de US$ 15 millones en obras de mitigación. La segunda parte de la tramitación, Agenda 2, que a mediados de junio pasado le remitiera el SEA, contempla un conjunto de puntos que se condensan en un grueso documento de más de 120 páginas y que comprende 327 observaciones. El plazo de que dispone TCVAL vence el 13 de septiembre; sin embargo, fuentes relacionadas con la Empresa han señalado que se solicitará un plazo adicional para cumplir con los múltiples requerimientos que contempla la Agenda 2.

Aunque la oposición a que se construya este proyecto ha sido fuerte, la iniciativa continúa adelante. El respaldo del Gobierno para que se concrete este proyecto es uno de los aspectos que movieron las aguas en las últimas semanas.

El asunto más conflictivo y que ha generado mayor resistencia se relaciona con el sector donde se depositarían los contenedores al borde del muelle y que bloquearía parte de la visión de la calle Errázuriz. Este tema es por lejos el más peliagudo y seguramente será uno de los motivos de mayor discusión y debate.

De lograr TCVAL superar todas las dificultades que tiene por delante, la inversión de US$ 500 millones sería por lejos la más cuantiosa realizada en Valparaíso en su historia.