EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

Desde el pasado 7 de septiembre hasta el 20 del mismo mes se mantuvo el paro de actividades en San Antonio Terminal Internacional STI, como consecuencia de un proceso de negociación colectiva, luego de no llegar a acuerdo entre las partes. En esta oportunidad los perjuicios fueron especialmente onerosos, pues parte de las cargas fueron desviadas a puertos de la VIII región y los importadores se vieron obligados a pagar fletes internos altísimos que triplicaron los gastos normales para lograr que sus cargas llegaran a destino.

El problema se presenta porque al redireccionar algunos barcos, las navieras no se hacen cargo del costo del flete entre Talcahuano y Santiago y este debe ser asumido por los importadores. La explicación del porqué se da esta situación, se debe a que las cláusulas de transporte marítimo consideran a las huelgas como fuerza mayor, por tanto las navieras tienen la facultad de descargar las cargas transportadas en un puerto distinto al que indica el contrato, quedando los importadores en la indefensión.

Lo ideal es que en el caso de San Antonio la alternativa fuese siempre Valparaíso pues está dentro de la misma zona, por lo que no generaría costos diferenciados por transporte local. Sin embargo, problemas de capacidad portuaria, asi como también limitaciones en los contratos forzaron a que varios barcos se desviaran a Talcahuano.

Toda esta contingencia también repercute en la Aduana de Talcahuano y en las agencias, las cuales reciben una cantidad de operaciones que no son habituales y deben reforzar sus dotaciones trasladando personal desde San Antonio a Talcahuano.

Esta paralización en San Antonio, que es la primera en bastante tiempo, nos trajo a la memoria tiempos pasados ingratos, como fueron las sucesivas huelgas que se desarrollaron hace algunos años, incluso con algunos episodios de violencia.

A pesar de las espléndidas condiciones geográficas de que dispone San Antonio para posicionarse por lejos como el primer puerto de la zona central, problemas como las huelgas le hacen un flaco favor al puerto, que requiere de necesarias inversiones para continuar desarrollándose.