EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

A pesar de que el lío de las cargas limpias ya debería ser solo un mal recuerdo, todavía hay repercusiones que complican la operación del puerto de Valparaíso. El pasado 15 de febrero uno de los sindicatos porteños realizó una toma por tres horas del acceso principal a TPS, lo que afectó el flujo de pasajeros de dos cruceros que se encontraban recalados en Valparaíso.

El Sindicato que presta servicios al Terminal Pacífico Sur (TPS) justificó esta medida de fuerza como protesta por la inflexibilidad de la Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV) en cuanto a permitir efectuar en los recintos de TPS labores inherentes a la carga, tales como aforo, reconocimientos e inspecciones. En las distintas instancias que se ha desarrollado este incordio, incluidas las judiciales, se ha ratificado en contra de los intereses de TPS, pues hasta ahora la decisión de la autoridad ha privilegiado el diseño original del puerto de Valparaíso, en cuanto a restringir las actividades distintas a la carga y descarga en los sitios de atraque y las zonas adyacentes a esta.

Este conflicto provocó la airada reacción del gerente general de la compañía que opera los cruceros (DMC), quien calificó de “egoísta” el bloqueo realizado. Los daños al funcionamiento de los cruceros se hicieron sentir especialmente en trastornos en los itinerarios de los pasajeros. Según el ejecutivo y debido al retraso, a lo menos 2 mil personas perdieron sus programas turísticos y otras 3 mil tuvieron una pésima experiencia al ingreso al Terminal.