EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

La llegada inminente de la temporada de cruceros 2017/2018, con 39 recaladas programadas, se veía como una de las más prometedoras de los últimos tiempos para Valparaíso. Con diversas inversiones y estrategias concretadas a lo largo de los años, se planteaba como una etapa de consolidación de la ciudad en su calidad de Home Port de la industria, recuperando los niveles de pasajeros alcanzados antes de la crisis subprime.

Sin embargo, hoy la realidad es otra, ya que sólo 16 de las recaladas planificadas se concretarán, luego que Carnival –líder mundial de esta industria– se sumara a la fuga de cruceros que lideró Norwegian Cruise Lines y sus líneas asociadas, que a inicios de julio anunciaron su partida al terminal Puerto Central de San Antonio, lo que representó ya una merma relevante (10 recaladas).

La decisión de Carnival –que agrupa entre otras líneas a Holland America y Princess Cruises– golpea duro en el Puerto, porque se conoce tres semanas después del acuerdo firmado por la comunidad portuaria para dar todas las facilidades a la industria, incluyendo la construcción de un muelle exclusivo para cruceros.

Esto se suscitó después del bloqueo de los trabajadores a dos cruceros en el mes de febrero y a raíz de las diferencias con TPS, sobre todo respecto a las condiciones que ellos exigían en cuanto a la reserva de sitio.

En este proceso, el puerto de Valparaíso ofreció mejoras en las condiciones operacionales del sitio 8 de TCVAL para albergar naves de mayor tamaño, que era la alternativa que se ofreció a la industria ante los problemas que en ese instante tenía para recalar en el Terminal Uno, concesionado por TPS. El costo aproximado del muelle exclusivo asciende a los US$ 44 millones, de acuerdo a las conclusiones del estudio de prefactibilidad encargado por la EPV.

En resumen, el puerto de Valparaíso perdió un 60% de los arribos de cruceros en relación a las naves que estaban previstas en el sector para la temporada venidera.