EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

Según un reciente informe de la Cámara Chilena de la Construcción, es en el ámbito de la infraestructura portuaria donde se deben enfrentar mayores desafíos de cambio y donde apremian las respuestas debido a lo extenso de los plazos de ejecución de los proyectos.

De acuerdo al informe, se estima que para el período 2018-2027 se requerirá invertir US$ 5.242 millones en infraestructura portuaria: US$ 2.842 millones para cubrir la capacidad que cada terminal requiere a futuro y US$ 2.400 millones correspondientes al Puerto de Gran Escala, que dada sus dimensiones e importancia para el país constituye un proyecto prioritario. Es más, según el citado informe, el transporte de carga en el mundo se triplicará hacia 2050 y más del 90% de esa carga se movilizará por mar, confirmando el rol prioritario que tiene el sistema portuario para el comercio internacional.

Según el Boletín Estadístico Marítimo de la Dirección del Territorio Marítimo y Marina Mercante, en 2016 se movilizaron aproximadamente 145 millones de toneladas de carga en los puertos chilenos: 61,2 corresponden a exportación, 52,6 a importación, 27,6 a cabotaje y 3,7 a tránsito internacional.

El estudio destaca que Chile ocupa la posición 33 entre 152 países en el ranking general de competitividad, publicado por el Foro Económico Mundial. Entre 2014 y 2017, nuestro país avanzó ocho lugares en el índice global de infraestructura, con una calificación positiva en materia de vialidad y a nivel general. Sin embargo, en el caso de puertos y aeropuertos descendemos en el ranking respecto del informe anterior.

Sin embargo, factores propios del mercado global, como el desarrollo productivo de China o los impactos del Brexit, que modifican el escenario internacional, dificultan una proyección de largo plazo. Para el caso de Chile, existen dos temas principales: la estimación de demanda para los puertos de la zona central, que determinan la urgencia de disponer de mayor capacidad en un plazo definido; y la creciente necesidad de fortalecer el marco institucional, de manera que sea posible mejorar la eficiencia de las cadenas de carga eliminando costos y tiempos que podrían reemplazarse por operaciones automatizadas y transferencia electrónica de datos.

Cambios en el tamaño de las naves, irrupción de nuevas tecnologías para manipulación y seguimiento de la carga, variación en las energías de propulsión de los buques, restricciones de algunos mercados que avanzan hacia el proteccionismo; además de las agendas ambiental y de género, los cambios en los hábitos de consumo y las innovaciones en el campo de la logística, son algunas de las tendencias que están modificando el campo de la industria portuaria y que también tienen un rol de responsabilidad en la urgencia de fortalecer la infraestructura existente y desarrollar nueva.

Otro factor a considerar es la interacción del puerto con la ciudad y los desafíos logísticos que ello conlleva, para mantener una existencia armónica entre el sector industrial y la vida urbana, ya que los límites entre las instalaciones portuarias y el área residencial y comercial están cada vez más estrechos.