EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

Sorpresiva fue la publicación en el Diario Oficial del 12 de marzo recién pasado del Decreto de Hacienda N° 9 del 18.01. 2019 en que se aumentó desde US$ 1.000 a US$ 3.000 las operaciones de importación que pueden tramitar los Courier sin intervención de un agente de aduanas. Es sin duda una situación que ha provocado preocupación en los agentes, pues ven reducirse el mercado objetivo en el cual intervienen, lo que se supone puede implicar la pérdida de fuentes de trabajo e incluso poner en jaque la viabilidad económica de algunas agencias.

Independientemente de los intereses de los agentes, que pueden ser o no atendibles, es importante darle una mirada a los posibles efectos y consecuencias de la me dida recién implementada. Desde la perspectiva de la expedición, simplificación y agilidad, los Courier tienen reglas del juego que son bastante más informales y livianas que las de los agentes de aduana, quienes deben cumplir una serie de requisitos que, en el caso de las empresas de correo rápido, no son exigibles.

El otro punto que se ha difundido por la prensa es la reducción de costos que significará para el usuario final. Este supuesto aho rro es bastante cuestionable, ya que los Courier en las tarifas publicadas cobran fácilmente el doble que el promedio de los agentes. Respecto de los tiempos de trá mite, también existe otra percepción que es discutible, puesto que las gestiones efectuadas por los agentes en el aeropuerto normalmente son de un día para otro, considerando desde la recepción de los documentos hasta la llegada de la mercadería al cliente. Las operaciones Courier, por su parte, utilizando estos mismos parámetros, no se demoran menos de 3 días, pues estas empresas agregan un tiempo importante en el tramo final, que es en el flete local desde el aeropuerto a las bodegas del importador.

Asimismo, un aspecto sensible es la recaudación fiscal, ello por cuanto la evasión tributaria por subvaloración podría empeorar, ya que al ampliarse el espectro de operaciones que serán desaduanadas con regulaciones aduaneras más livianas, el entorno de los envíos expresos será más permeable en cuanto al riesgo de terminar declarando facturas por menores valores que los reales.

El asunto más complejo, desde la óptica del sector privado, es sin duda la eventual competencia desleal que se producirá con el comercio establecido, especialmente afec tando a las cadenas de retail, quienes inevitablemente deben pagar sus impuestos sobre las ventas que realizan. La pérdida de mercado para el retail local podría alcanzar dimensiones significativas al ser reemplazados por compras al exterior que se hacen online en las condiciones descritas.