EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

Desde hace ya un par de décadas, la decidida apuesta de nuestro país por una creciente apertura de fronteras al comercio exterior ha generado un importante dinamismo en la economía nacional, y ha sustentado nuestro desarrollo en los sectores transables, los que han impactado a su vez en la modernización del sector servicios que, por su naturaleza, tiene un componente más doméstico que los anteriores. Es ahí donde dicho sector cobra relevancia como soporte a la competitividad de nuestras exportaciones, y genera un positivo efecto en el bienestar de los consumidores, a través de un mejor y más variado acceso a bienes (e incluso servicios) importados.

Es en ese contexto en donde el sector público, a través de sus agencias, asume un rol activo en el proceso de modernización de nuestro comercio exterior. Para nadie es un misterio que la tan anhelada modernización del Estado, que avanza y se estanca cada tanto, representa uno de los factores relevantes del éxito del desempeño de los sectores transables de nuestra economía.

En esa línea, recientemente el Director Nacional de Aduanas, don José Ignacio Palma, ha detallado la hoja de ruta de su período al mando de dicho servicio, estableciendo como pilares la “reducción de los tiempos de despacho” y el control de la “evasión en el e-commerce”. Ambos elementos son de la mayor relevancia en los temas de la actualidad de nuestro comercio exterior. El primero porque representa no solo la necesidad de optimizar el manejo de sus inventarios que tiene el propio sector privado, con el consiguiente beneficio de precios para los consumidores locales, sino porque permite hacer más eficiente el uso de la infraestructura portuaria, que requiere de ampliaciones impostergables.

El segundo pilar resulta igualmente relevante porque es un factor que introduce no solo mayores niveles de competencia en el sector comercio, sino que el rol de Aduanas apoya que la misma se dé en condiciones de la igualdad indispensable para que los nuevos y dinámicos emprendimientos en el comercio electrónico subsistan sobre la base de aprovechar de mejor manera las plataformas electrónicas hoy disponibles; esto sin que ello opere en desmedro del necesario cumplimiento de las normas tributarias que le sean aplicables.

Es de esperar que el énfasis planteado por el nuevo director de Aduanas permee a otros servicios públicos que intervienen en la cadena de comex, y que éstos asuman que su rol tiene esos mismos desafíos de agilización y foco, a través de la incorporación de una mirada más crítica en términos de modernización y tecnologización de sus procesos operativos. Ello representa la esencia del quehacer moderno de las agencias públicas que tienen un rol regulador y fiscalizador.

Sin perjuicio de lo anterior, el sector privado también tiene sus propios desafíos en materia de su aporte a la competitividad de las operaciones de comercio exterior. Aún falta mucho por avanzar en materia de tecnologización de procesos en el ámbito de la logística y, con ello, una mirada más crítica y sensata a la proliferación de cobros asociados a trámites que podrían optimizarse y que, hoy por hoy, sólo agregan costos que restan competitividad al no estar justificados en la agregación de valor al proceso.