EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

No es noticia en la prensa, pasa desapercibido como si no existiera, pero es un flagelo que sigue en aumento. Nos referimos a los robos de contenedores y camiones, que se producen especialmente en San Antonio. A la adulteración de las claves para acceder al retiro fraudulento desde los sitios extraportuarios, se suman los asaltos a los depósitos o sitios de almacenaje de contenedores, que habitualmente son utilizados para cargas que salen el fin de semana y los importadores no recepcionan hasta el lunes siguiente. Otro factor determinante es que dejar los contenedores en puerto el fin de semana sale carísimo; en consecuencia, los importadores optan por retirar sí o sí el contenedor desde zona primaria apenas esté disponible.

Con pistola en mano y muy campantes, ya es común que los delincuentes se paseen como Pedro por su casa y cometan asaltos que parecen no importarle a nadie. Las víctimas de estos ilícitos se ven violentamente perjudicadas, ya que además de la pérdida de sus mercaderías, las compañías de seguro les suben las primas. Los seguros de las empresas transportistas también se ven menoscabados y es probable que en el futuro las aseguradoras opten por no seguir asumiendo riesgos en el transporte de contenedores terrestres. Todo esto a vista y paciencia de la comunidad logística y con la pasividad acostumbrada de los organismos policiales y el Ministerio Público.

Este tema –a no ser que los que integran la cadena logística puedan reunirse, organizarse y presionar a la autoridad– tiene muy mal pronóstico, pues literalmente “les sale gratis” cometer estos atracos y salir impunes. Hay verdaderas mafias operando y el problema sigue creciendo.

Es perentorio organizar e implementar una serie de medidas para mejorar la seguridad y disminuir los robos. El uso de tecnología y un sistema de monitoreo podrían ser factores para inhibir a los delincuentes a cometer estos ilícitos. Si pensamos en términos prácticos, es posible pensar en generar un sistema tecnológico-operativo que proteja el triángulo que se produce entre San Antonio, Valparaíso y Santiago. Todos los afectados deberían estar disponibles para comprometerse a ayudar a financiar un proyecto de este tipo. Las propias aseguradoras, empresas transportistas e incluso importadores podrían involucrarse en un proyecto de este tipo.

Existe la tecnología y capacidad en el medio para concretar un proyecto matricial que incorpore a las distintas instancias de la cadena logística. Si se logra incluir también a Carabineros en este plan de prevención, tendríamos una drástica caída en los pillajes que tienen bajo amenaza la fluidez y confianza del último tramo en el proceso logístico de una importación marítima.