EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

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En el número anterior comentábamos acerca del inédito atoche que produjo la nave Cauquenes en el puerto de Lirquén y los grandes inconvenientes que significó que las faenas de retiro de carga demoraran más de 40 días, contados desde el atraque del barco hasta que se retiró el último contenedor. No existen precedentes de una situación como la ocurrida y es una prueba evidente de la gran crisis en los puertos por la que estamos atravesando.

Independiente de los perjuicios que han ocasionado las demoras para los importadores en recibir sus cargas que arribaron en la nave –varias firmas se quedaron sin stock–, los gastos por concepto de sobre arriendo de contenedor han supuesto un agobio a los importadores que rebasó todos los niveles, los que se encuentran en total indefensión para poder negociar rebajas.

Hasta hace algunos años, para un importador normal de mediano volumen era frecuente conseguir 15 y hasta 20 días libres de cargo para que los usuarios pudieran devolver el contenedor vacío al depósito de contenedores. Luego de la crisis de la Pandemia y haberse precipitado la poca disponibilidad de los contenedores por el entrabamiento de la logística mundial, las navieras resolvieron reducir drásticamente el plazo para devolver estas unidades una vez desocupadas, determinando que los días libres se redujeran a 5/7 días máximo. Si a ello le adicionamos que los puertos se pueden demorar hasta 10 y 15 días en entregar un contenedor, entonces estamos ante una situación inmanejable, con cobros que pueden alcanzar fácilmente los US$ 150/200 por cada día de exceso. En consecuencia, los importadores deben acostumbrarse a pagar adicionalmente entre US$ 1.500 a US$ 2.500 por contenedor por concepto de demurrage.

En la medida que los volúmenes de importaciones vuelvan a los niveles pre Pandemia, se estima que los puertos deberían mejorar su gestión y retornar a los tiempos de hace un par de años. Sin embargo, los volúmenes de importaciones al mes de marzo siguen en altos niveles y algunos rubros todavía se encuentran con demoras en el abastecimiento, lo que supondría que habrá que esperar hasta el segundo semestre para observar una normalización. Una baja en las importaciones tendría un efecto inmediato en las mejoras de la gestión portuaria.

La buena noticia por estos días llega por el lado de los fletes marítimos, ya que estos han disminuido considerablemente. Del tope de US$ 15.000 / US$ 18.000 a los que se llegó a cobrar por un contenedor desde Asia a Chile hace algunos meses, hoy en día el valor promedio ha descendido a la mitad. En todo caso, expertos del rubro naviero proyectan un alza para este mes de abril.

Veremos que sucede en los próximos días y semanas.