EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

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La menor demanda de servicios de transporte marítimo que se ha registrado en las últimas semanas está provocando que las fletes sigan cayendo. Desde el punto de vista económico, esta situación se debe principalmente a dos factores: por un lado, la inflación está provocando un menor consumo y, por otro, muchas empresas norteamericanas y europeas han acumulado altos niveles de stock a los que ahora tienen que dar salida en este escenario.

Así pues, los fletes en servicios transpacíficos han seguido descendiendo hacia multas de septiembre hasta colocarse un 70% por debajo de los registros de principios de año, en niveles de enero del año pasado.

En la práctica, al reducirse el atasco en los puertos californianos, la circulación de barcos se ha hecho más fluida y ha sospechado la capacidad disponible de la flota en estas rutas, aunque parece que la congestión se ha trasladado al golfo Pérsico, motivo por el que los precios de los servicios entre Asia y la Costa Este de los Estados Unidos no retroceden en igual medida.

Asimismo, los fletes entre Asia y el norte de Europa también son un 25% inferiores a los niveles que se han mantenido desde mayo hasta principios de agosto, pese a que la caída de los volúmenes ha incrementado las omisiones de servicios.

Sin embargo, pese a esta evolución a la baja, los precios de los servicios de transporte marítimo intercontinental de mercancías siguen ostensiblemente por encima de los que se registraron en 2019 antes de la pandemia, debido a diversos factores, como el mantenimiento de un cierto grado de congestión, las disputas laborales en algunos puertos y el alto costo del combustible.

En todo caso, se recomienda a los importadores y exportadores que actualicen sus cotizaciones de fletes, de forma de poder acceder a las rebajas que se están produciendo en este mercado.

También y ya con precios de fletes marítimos más accesibles, es importante considerar en negociaciones futuras con su embarcador o naviera, recuperar los días liberados para la devolución de los contenedores una vez desocupados, ya que en los momentos más álgidos este plazo se llegó a reducir hasta en 3 días, lo que significó que prácticamente todos los contenedores se vieron obligados a pagar el temido demurrage.