EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

congreso298

Ha estado circulando en el ambiente aduanero una idea que consiste en cambiar la dependencia del Servicio de Aduanas del Ministerio de Hacienda al Ministerio del Interior, para lo cual dos diputados presentaron un proyecto de ley que se encuentra en etapa inicial de tramitación.

El objetivo –plantean en los fundamentos del proyecto– es adecuar el marco regulatorio de Aduanas a las actuales necesidades y prioridades que deben orientar a este Servicio, en especial para combatir el crimen organizado, de creciente y alarmante crecimiento en Chile en los últimos años.

Los diputados argumentan que, si bien “Aduanas cumple una función estratégica y fundamental en el desarrollo del comercio exterior, en el resguardo de los intereses del Estado y en la recaudación fiscal, también cumple un rol en materia de seguridad, especialmente en la fiscalización de las operaciones de importación y exportación, por tanto la función de ésta es esencialmente una función de seguridad ya que, junto con combatir la evasión tributaria, ayudar a la recuperación y protección del patrimonio cultural e histórico y resguardar el derecho de propiedad intelectual, entre otras labores, es de igual manera nuestra primera línea de acción ante el actuar del crimen organizado en la salida e ingreso de drogas, armas, etc. Una Aduana fuerte da cuenta de un país seguro.”

Sin duda que esta propuesta va a generar un amplio debate respecto a la conveniencia o no de traspasar la dependencia de Aduanas al Ministerio del Interior y hay motivos a favor y en contra de esta propuesta.

Lo que sí es una realidad que la dependencia de Aduanas del Ministerio de Hacienda ha sido históricamente más bien nominal y con poco interés del Ministerio en conocer más profundamente acerca del quehacer del organismo fiscalizador. Hacienda, por definición y costumbre, es una entidad preocupada fundamentalmente por la macroeconomía y los grandes números y el accionar tanto de Impuestos Internos como Aduanas ha sido mas bien independiente del Ministerio. 

Incluso, dentro del anecdotario, hubo en el pasado un Ministro de Hacienda muy especial que llegó al extremo de rechazar cualquier interacción con Aduanas, pues este personero solo estaba interesado en la macro y grandes lineamientos de la economía y claramente desdeñaba el ámbito aduanero, situación que en la época fue público y notorio. 

En consecuencia, no parece descabellado a lo menos estudiar un cambio de dependencia de Aduanas. Sin embargo, hay que analizar con bastante cuidado las implicancias y las transformaciones que deberían efectuarse, y es muy probable que por el accionar de Aduanas, debido a su condición de organismo técnico y fiscalizador, esta opción no sea viable de implementar.

Veremos en los próximos meses si este proyecto de ley cuenta con apoyo para que siga su camino, que estimamos como un proceso largo y complejo.