EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

Edmundo Browne

Cuando el nuevo Director de Aduanas todavía no terminaba de acomodarse en su sillón, se produce el primer paro de la Asociación Nacional de Funcionarios de Aduanas, ANFACH. Las noticias son preocupantes, pues la paralización convocada es de carácter indefinido.

Los motivos indicados por ANFACH para llamar a una paralización de actividades se refieren al incumplimiento de compromisos contraídos por la Subsecretaría de Hacienda y que se vinculan con el proceso de encasillamiento.

De acuerdo al protocolo de acuerdo de noviembre del 2016, que fue firmado por todos los sectores, incluidos representantes del Congreso, debía cumplirse con el proceso de encasillamiento en una sola etapa; sin embargo, el Gobierno presentó una contra propuesta que no refleja los compromisos adquiridos y –según señala ANFACH– favorece a aquellos funcionarios cercanos a los intereses de las máximas jefaturas del Servicio. En otras palabras –señala la declaración del gremio– la propuesta del Gobierno sepulta la carrera funcionaria.

Como hemos informado permanentemente, la recurrencia de los paros aduaneros en el último tiempo y el conflicto entre el gremio de los funcionarios y los últimos gobiernos ha sido una constante, y hasta hoy día la balanza en este incordio se inclina a favor de ANFACH. El poder que ha demostrado tener este gremio para paralizar el comercio exterior chileno y las devastadoras consecuencias que tiene para la economía nacional son indimensionables.

Lo peor de todo es que el acuerdo para deponer el paro se produce luego que han transcurrido semanas y los daños provocados al país son gigantescos. Por supuesto que nadie se hace cargo de los perjuicios; importadores y exportadores deben rascarse con sus propias uñas y asumir costos extras y demoras en sus procesos logísticos que impactan los negocios, debiendo asumir pérdidas que al aparataje público le son indiferentes.