EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

Edmundo Browne V.

Luego de 10 días de paralización, los funcionarios aduaneros retomaron las labores, con lo que llegó a su fin un nuevo movimiento que trajo los consabidos perjuicios y daños para el país. ¿Qué se saca en limpio luego de concluido este acto de fuerza que llevó adelante ANFACH? No se sabe con certeza, pues ni los funcionarios ni la Subsecretaría de Hacienda hicieron mayores comentarios acerca los acuerdos alcanzados. Solamente se informó que se retomaban las conversaciones entre ANFACH y la Subsecretaria de Hacienda. Esta lacónica declaración no deja de llamar la atención puesto que difiere de movimientos anteriores, en que el Gobierno terminaba cediendo a las exigencias de la asociación de funcionarios. En este caso, no se supo de grandes concesiones de la autoridad ministerial ni nada parecido, por ello llama la atención el desenlace de la última huelga aduanera, en que casi sin ruido se puso término al paro.

De los hechos ocurridos se podrían desprender dos posibles conclusiones. La primera es que así como se depuso el paro sin mayor resonancia, del mismo modo y al menor tropiezo en las negociaciones, podría rápidamente articularse un nuevo movimiento y volver a paralizar Aduanas. La otra alternativa es que se haya comprobado y asentado un desgaste en las bases de ANFACH y hoy en día se encuentran en una condición menos fuerte para llevar adelante estos movimientos. Incluso secundaría esta posición –según lo señala la misma página Web de ANFACH–, la denuncia de una seguidilla de medidas persecutorias que están siendo llevadas adelante por Hacienda y por el Director de Aduanas y que afectan a funcionarios que se movilizaron, relacionadas con anotaciones de demérito, descuento de jornadas no trabajadas y no renovación de contratos no indefinidos. De ser efectivo lo anterior, estaríamos hablando de un punto de inflexión en la permanente disputa de ANFACH con los últimos gobiernos, en que la tradicional fuerza de los empleados aduaneros se podría ver afectada y Hacienda contaría con mayor fortaleza para hacer frente a futuros conflictos.

Con todo, nunca es tarde para retomar el camino del diálogo y buscar puntos de encuentro en donde debería existir espacio para mejorar las condiciones de funcionarios que han sido postergadas por largo tiempo. En efecto, es una realidad que en la estructura de Aduanas existe un rezago en el proceso de encasillamiento que mantiene congelados a cientos de funcionarios. Se da con frecuencia de funcionarios aduaneros a contrata (contrato anual renovable) se mantienen en la misma condición y además con el mismo grado por más de 15 años. Lo insólito y que está “instalado” en todo el sector público por décadas, es que la cantidad de funcionarios “a contrata” es superior a la que corresponde a la de Planta, lo que es una situación irregular, cuestionable desde el punto de vista ético y que en algún momento debería enfrentarse con decisión.