EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

Edmundo Browne V.

Estamos terminando un año que quedará en las estadísticas como el de más bajo crecimiento en muchos años, sin embargo el último trimestre se comprobó un cambio en la tendencia y hay indicios que el 2018 será bastante mejor. En lo que se relaciona con comercio exterior, luego de un primer semestre bastante pálido, la segunda parte del año se observó un leve repunte en las exportaciones, influenciado por un mejor precio del cobre. Las importaciones, por su parte, partieron débiles al comienzo, tocando fondo a mediados de año y en los últimos meses se ha notado un tímido crecimiento, ello considerando una caída sostenida en los tres últimos años.

En cuanto al flujo de las operaciones de comercio exterior, el hecho más relevante es el avance, que ya parece definitivo, del Sistema Integrado de Comercio Exterior (SICEX), que luego de varios años de grandes esfuerzos comienza a ver la luz. Se espera que el 2018 sea un año en que ya se pueda efectuar la mayoría de las transacciones de exportación a través de esta plataforma. Dentro de los desafíos que tendrá el SICEX el próximo año se encuentra la integración con otros servicios públicos además de Aduanas, lo que podría mejorar y simplificar los tiempos de gestión para los exportadores. Hasta ahora solo Sernapesca está en condiciones de operar por la plataforma de exportaciones de SICEX y se espera que el ISP se integre próximamente. El asunto es bien simple, es básico y fundamental que en el mediano plazo las ventajas de operar a través de SICEX para los usuarios sean atractivas y le den ventajas concretas en los procesos que realizan las exportaciones por las vías normales; esa es la clave para que esta ventanilla única pueda consolidarse.

Del resto no hay mucho que decir como balance de fin de año. Harto hemos hablado del estancamiento y deterioro en la fluidez de las operaciones aduaneras y del empantanamiento, aumento de trabas y cambios de criterio en cuanto a la simplificación y facilitación. En fin, se ha comprobado un debilitamiento en las convicciones de lo que se definió en su momento para el sistema aduanero como principio de la buena fe.

Con todo, siempre hay que ser optimistas, estamos confiados que el año 2018 podamos tener un año en donde se produzcan mejoras y avances en varios cuellos de botellas que nos han dejado rezagados respecto de otros países de la región. Para ello es deseable que el actual Director de Aduanas, que debería poder proyectarse dentro de los próximos 3 años, pueda imponer su sello y liderazgo marcando una ruta clara y definida en el quehacer de Aduanas.