EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

Edmundo Browne V.

Desde la óptica del rubro aduanero, los recientes resultados de la segunda vuelta presidencial podrían marcar más que un matiz si lo comparamos con lo que fueron los sucesivos cambios de régimen en los pasados treinta años. Las políticas gubernamentales en el pasado estuvieron siempre alineadas con un país abierto al comercio exterior y las diferencias en los criterios o énfasis en la marcha de Aduanas fueron prácticamente imperceptibles. El punto de inflexión se produjo en los últimos años, en donde como consecuencia de las modificaciones legales que se implementaron como parte de la Reforma Tributaria, y posteriormente, la nueva modificación a la Ordenanza de Aduanas que está vigente desde marzo pasado, trajeron consigo un aumento sustantivo en las infracciones reglamentarias y se crearon nuevas figuras sancionables. A ello hay que agregar el mayor celo en la fiscalización en donde aumentaron exponencialmente las denuncias por contrabando. Todo lo anterior significó un cambio que fue sentido por el sector privado ante incluso autodenuncios que fueron calificados como ilícitos dolosos en casos de errores y omisiones involuntarias.

En todo caso, no es posible aún dimensionar en esta etapa los posibles efectos que se podrían generar en el rubro desde marzo próximo, ello considerando que el tema Aduanas –históricamente– no ha estado dentro de las prioridades ni ha constituido una preocupación en las altas esferas de Hacienda. Sin embargo, es posible que los planes de modernización del Estado que se anuncian sí puedan apurar el tranco para repensar la actividad, entendiendo que la reflexión y los estudios deberían comprender la integralidad del mundo aduanero, incluyendo por cierto al sector privado que necesita revisar y mejorar sus procesos, ser más eficiente y disminuir la burocracia.

Con todo, independiente de las razonables incertidumbres en estos tiempos, es indudable que existen oportunidades que hay que intentar mirar con optimismo y sentido de futuro, y así debería ser asumida la nueva etapa que se avecina. Ojalá que se den los espacios para mejorar la colaboración público-privada y crear las instancias de diálogo para darle un nuevo aire al entorno en que se desarrollan las operaciones de comercio internacional.