EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

 

Cristián Palma

Recientemente, y a propósito de una nota que se ha difundido profusamente a través de diferentes portales de noticias –en referencia a la adquisición por parte de FedEx de la empresa colombiana de freight forwarding CARGEX S.A. y una filial de ésta denominada Agencias de Aduanas Aduanamos S.A.–, surge nuevamente el tema de la desintermediación del agenciamiento aduanero y la posibilidad de que algo así ocurra en Chile.

Para entender el marco en el cual debe analizarse una opción como la planteada, necesariamente hay que tomar en cuenta dos elementos de la realidad chilena que son decidores a la hora de considerar dicha alternativa. El primero dice relación con el rol que tienen las diferentes Aduanas en la región y en el mundo. El segundo aspecto a considerar se refiere al valor agregado que tiene la función del despachante de Aduanas y el grado de competencia que existe en el mercado del agenciamiento aduanero.

Respecto del primer punto señalado, es necesario considerar que el Servicio Nacional de Aduanas de nuestro país tiene un doble rol. Uno de ellos se refiere a su función como agente recaudador del Fisco (IVA importaciones, Impuestos Específicos recaudados por operaciones COMEX y otros) y, el segundo, a su accionar como garante de la seguridad de la cadena logística del comercio exterior. El balance entre ambas tareas es un distingo relevante de nuestra Aduana con otras agencias similares de América Latina y el Caribe y de otros países desarrollados, en donde prima la segunda función y la primera resulta del todo marginal o simplemente inexistente, dados los niveles de apertura comercial, de estructura de tributación al consumo y de integración de las agencias tributarias.

Para el cumplimiento efectivo de ambas funciones por parte de las Aduanas, hay un elemento clave que hace posible la eficacia en el cumplimiento de las tareas descritas, y que se refiere a la contraposición de la información que aportan los actores que intervienen en la logística de la cadena de COMEX. La integración vertical de los actores de la referida cadena no hace más que asegurar la pérdida de la riqueza de la información para el control cruzado entre lo que señalan unos y declaran otros. Algo parecido a trabajar con la lógica del “dice contener” con “los demás de los demás”, para los que entienden del riesgo de la simplificación.

El costo de ello no es sólo para la evasión tributaria, sino también para el prestigio que tiene nuestra Aduana como garante de la seguridad respecto de la integridad de nuestros envíos. Con las exigencias para la acreditación como Operador Económico Autorizado (OEA), es un lujo que costaría muy caro.

Respecto del valor agregado del agenciamiento aduanero y la suerte de oligopolio “legal” por las exigencias que establece la Ordenanza de Aduanas, cabe poner atención a que hoy en día hay casi 300 agentes que operan en el mercado del despacho aduanero. Con esas cifras la competencia entre dichos actores de la cadena logística de COMEX está –y debe estar siempre– centrada en el valor agregado de su función como actor relevante del quehacer de importadores y exportadores, adicionalidad a la que se suma también la Aduana, ya que la gestión técnica de dichos referentes es del todo necesaria para asegurar que los despachos se hagan de conformidad a las normas nacionales e internacionales.