EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

Sergio Cabezas

En el último mes de este año tan especial que nos ha tocado vivir, tenemos sentimientos muy encontrados. Por una parte se ha hecho largo para muchos que hemos vivido en una especie de tensa espera del regreso de lo que habíamos conocido como “normalidad”, que con el correr de los meses descubrimos que aparentemente ya no regresaría. Tuvimos que ir adaptándonos al teletrabajo, con todo lo que ello implica, con las consecuencias personales pero también las laborales, equilibrando ambos escenarios de forma de seguir aportando en nuestras empresas y manejando el estrés familiar causado por el prolongado encierro. Por otra parte, viéndole el lado positivo, guardamos la esperanza de salir fortalecidos después de todo lo que nos ha tocado vivir.

Desde el punto de vista de la economía, después de varios meses de fuerte contracción en la demanda, este último trimestre se ha percibido una mayor actividad, la que notamos en el aumento de las importaciones, lo que va de la mano con la apertura gradual del comercio; siempre está presente el temor de un rebrote, como ha ocurrido en otros países, lo que nos obligaría a un duro retroceso en este caminar. Sin embargo, esta apertura sigue siendo muy incipiente, ya que aún sumando el comercio electrónico está lejos de la actividad previa a la pandemia.

Ya comenzamos a hablar de vacaciones de verano, sin saber aún si se podrá salir o deberemos quedarnos descansando en casa o en los alrededores dependiendo de las ya famosas “fases” de cada comuna y el fantasma del contagio.

Finalmente, también vemos a lo lejos que se aproxima la maratón por llegar con las vacunas y queremos entusiasmarnos con la idea de que esta sea la solución para esta larga pesadilla, pero también asusta que sea un espejismo y finalmente no lleguen en los próximos 6 meses como muchos deseamos. Entonces mejor no entusiasmarse mucho y sólo queda esperar, un día a la vez.