EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

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Edmundo Browne

Pocas veces habíamos enfrentado un año tan intenso y desgastante como es el que termina. Luego de comenzada la Pandemia, el volumen de comercio exterior disminuyó en forma considerable. Sin embargo, este 2021 se han batido todos los records en el intercambio comercial de Chile con el mundo. Si bien las exportaciones se encumbraron a niveles inéditos producto principalmente del aumento del precio de cobre, las importaciones alcanzaron montos altísimos muy presionados por el exceso de liquidez que significó inyectar US$ 80 billones adicionales a la economía; ello entre ayudas gubernamentales y los tres retiros de los fondos de pensiones.

El punto de esta verdadera fiebre compradora de los chilenos es que no existen stocks suficientes para satisfacer la demanda de productos. Es casi imposible adquirir una serie de bienes, pues no hay existencias disponibles.

Si a esto le adicionamos el factor de la congestión logística mundial por falta de contenedores, los estratosféricos precios de los fletes y las demoras en el flujo de carga, y si, además –para más remate– considerando la inestabilidad política que tiene el precio del dólar por las nubes, todo ello ha gatillado una inflación que se prevé llegó para quedarse. Incluso hay algunos que pronostican que volveremos a incrementos de precios anuales de dos dígitos, situación que, por cierto, será muy dañina y difícil de revertir.

El pronóstico para el 2022 es bastante incierto, aunque los analistas indican que el primer trimestre seguirá con una fuerte presión de la demanda de productos, el ansiado equilibrio entre oferta y demanda no se ve que se pueda normalizar hasta el segundo semestre del próximo año.

Qué podemos esperar para el año venidero acerca del comercio exterior, sin lugar a equívocos, va a depender fundamentalmente del precio del cobre. Si este persiste en niveles sobre los US$ 4 la libra, se podrá seguir manteniendo una balanza comercial equilibrada. Si, por el contrario, el valor del metal rojo disminuye, en un escenario en que continuarán al alza las importaciones, tendremos un déficit importante en la balanza comercial, lo que es otro aspecto a considerar en el valor de la divisa norteamericana, con el consabido efecto además de la temida inflación.