EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

Edmundo Browne

El 2021 cerró con cifras de transacciones de comercio internacional nunca vistas. El volumen total del comercio exterior chileno alcanzó la friolera de US$ 178.500 millones, alcanzando las exportaciones un monto de US$ 94,7 billones y las importaciones los US$ 83,8 billones, cifras totalmente inéditas en Chile. El superávit de la balanza comercial ascendió a casi US$ 10.900 millones.

Las razones de estas abultadas cifras en las exportaciones se originaron como consecuencia del altísimo precio del cobre, rubro que mantuvo durante todo el año altos valores. En menor medida, el sector frutícola y vitivinícola también tuvieron incrementos, pero la verdad de las cosas es que, en las cuentas finales, el sector minero es el gran responsable de estos grandes números.

Las importaciones, por su parte, también crecieron en forma exponencial, ello producto del verdadero festival de liquidez que se inyectó a la economía, a raíz de los retiros del 10% y los subsidios estatales implementados en razón de la Pandemia que significó distribuir cuantiosos recursos a las personas. Se estima que los montos totales del 2021, considerando el retiro de los 10% de las AFP, rentas vitalicias y ayudas estatales que se traspasaron a los consumidores, ascendieron a los US$ 70 billones, cantidad que desequilibró totalmente la economía nacional, generándose un desbalance brutal entre la oferta y demanda.

Hasta el día de hoy, ya comenzando el 2022, los desequilibrios se mantienen y en varios sectores de productos suntuarios no existen inventarios para la demanda real. En algunos rubros hay demoras en las entregas que pueden alcanzar hasta los 6 meses, situación que ha gatillado una presión inflacionaria que alcanzó el 2021 a un 7,2% de aumento en el Índice de Precios al Consumidor, porcentaje que ha generado alarma y preocupación en los actores económicos, pues se suponía que Chile, debido a las buenas prácticas en materias de orden y control en el manejo de las finanzas públicas, y por muchos años, había dejado atrás cifras tan altas en este tema. Otro factor que también incidió en el alto IPC fue la devaluación del peso, incrementándose el valor del dólar a niveles impensables.

Se supone que al impulso en este exceso de liquidez debería quedarle algunos meses todavía y a contar de marzo podría iniciarse un proceso de normalización, lo que podría augurar la recuperación del control de la inflación.

De lo anterior va a depender, por cierto, cuál va a ser el comportamiento en el manejo de las finanzas públicas que adopte el nuevo gobierno que asume en marzo y la disciplina fiscal que pueda implementar y mantener.