EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

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Edmundo Browne

Hace rato ya que el tema de la congestión portuaria es noticia y continúa siendo una contingencia que por lo visto llegó para quedarse por un buen tiempo. Los puertos de Valparaíso y San Antonio se encuentran muy atochados y los tiempos de descarga y entrega de carga se han extendido en forma alarmante. Como hemos informado, existe una multiplicidad de factores; sin embargo, el aumento en los volúmenes de importación a raíz de la fiebre compradora producida por los cuantiosos volúmenes de liquidez inyectada a la economía el 2021, sigue causando una presión a la demanda por productos suntuarios, situación que se podría sostener todavía por algún tiempo más.

Es cosa de comparar las estadísticas de enero 2021 y 2022, que resultó con un incremento de un 48% en las importaciones, esto es, casi US$ 8.000 millones. Ahí está el factor más incidente a la hora de analizar las principales causales de tanta congestión y retroceso en los tiempos del movimiento de los puertos.

La congestión de los puertos de la zona central ha determinado que se deriven barcos a la VIII región, puertos que no están preparados para carga general y tampoco para vehículos, puesto que su movimiento habitual está dedicado a los graneles. La consecuencia de esta derivación ha sido, obviamente, que estos puertos también se han visto colapsados y los tiempos de entrega de carga en contenedores y la descarga de vehículos han prácticamente bloqueado algunos puertos penquistas.

Para ejemplificar la magnitud de la congestión, por estos días fue derivado al puerto de Lirquén la nave Cauquenes que traía una cantidad considerable de carga, cuyo destino original era la zona central del país. Si bien el barco descargó la mayoría de sus contenedores en dicho puerto, quedó algún remanente a bordo, carga que fue descargada en Valparaíso, ya que esta motonave debía recalar sí o sí en este puerto para estibar carga de exportación. El asunto es que en estos momentos y cuando se escriben estas líneas, los contenedores desestibados del vapor Cauquenes en el puerto Lirquén se encuentran bloqueados con un atoche que al parecer tomará tiempo descongestionar. Habiendo transcurrido varios días desde que el barco terminó su desestiba, todavía no existe claridad respecto de la secuencia de entrega de los contenedores. Hay una infinidad de contenedores arrumbados en bloques y el puerto está reprogramando en forma diaria postergando las secuencias y no se sabe exactamente cuánto se va a tardar en desahogarse, ya que, como indicamos, no está diseñado para manejar carga general y de vehículos.

Mientras tanto, los importadores, además de tener que financiar un flete terrestre de casi 5 veces el normal, deberán asumir los costos por sobre arriendo de contenedor, fatídico demurrage que se cobra desde la llegada del barco y no desde que el importador está en condiciones de retirar el contenedor del puerto.