EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

aduana284

Edmundo Browne

El cambio de gobierno asumido el pasado 11 de marzo significó de inmediato la petición de renuncia al Director Nacional de Aduanas, lo que se materializó hace algunos días. De hecho, la Asociación de Empleados de Aduanas -ANFACH-, que habitualmente ha mantenido tensas y complejas relaciones con las máximas autoridades aduaneras, rápidamente salió con un comunicado pidiendo la salida del Director José Ignacio Palma. Ello, aunque por contrato bajo los protocolos de la Alta Dirección Pública, este personero tenía todavía un periodo por cumplir.

En todo caso, esta situación de asumir un nuevo gobierno y la petición de renuncia del Director de Aduanas, solo confirma las debilidades y falencias con que opera el sistema de Alta Dirección Pública (ADP), en que lo recomendable debería ser que autoridades tan importantes tendrían que estar excluidos del ADP, y lo práctico y razonable sería que la designación del Director Nacional de Aduanas fuese una facultad exclusiva del Presidente de la República. La práctica reiterada de iniciar procesos de selección bajo la ADP una y otra vez, sabiendo que la permanencia de una alta autoridad en el cargo dependerá del grado de confianza y afinidad con el gobierno de turno, es a toda vista un desperdicio de recursos. Los procesos de selección de la ADP son caros, engorrosos y terminan igualmente designando a un profesional afín al gobierno en curso.

Desde nuestra óptica, que no es otra que la de analizar y comentar el rubro aduanero desde una mirada netamente profesional y objetiva, al Director Palma le tocó una época muy compleja por la que tuvo que transitar. Si bien el Estallido Social del 2019 trajo complicaciones para el flujo del comercio exterior, la Pandemia que comenzó a manifestarse a comienzo del 2020 fue por lejos la dificultad más grave, ya que cambió totalmente la fisonomía del desarrollo de las operaciones aduaneras. Al comienzo, con casi todo el mundo en sus casas por la cuarentena, las operaciones se vieron muy afectadas y las importaciones y exportaciones se complicaron severamente. Fundamentalmente Aduanas y otros organismos tales como el SAG, SEREMI de Salud y Sernapesca, en una primera etapa de la Pandemia, redujeron sus labores presenciales a un mínimo, acatando las normas que restringían los desplazamientos. Las agencias aduaneras, y por haberse calificado esta actividad como estratégica al formar parte de la cadena de abastecimiento, pudieron seguir mayoritariamente trabajando en forma presencial.

El punto de inflexión y golpe de timón para seguir adelante con el flujo de las operaciones aduaneras fue la implementación por parte de Aduanas de diversas instrucciones y flexibilizaciones, las que permitieron a las agencias alivianar las tareas presenciales cambiándolas por gestiones electrónicas; esto significó, sin duda con no poco esfuerzo, salir adelante con el proceso logístico y no ocasionar trastornos graves ni mayores cuellos de botellas. Una realidad algo diferente fue la del sector público, ya que el teletrabajo ocasionó algunas demoras y entorpecimientos y un deterioro en los tiempos de tramitación de las operaciones de comex. Lo mismo ocurrió con los puertos y recintos extraportuarios.

Por ello, es legítimo y pertinente destacar y reconocer el positivo liderazgo que tuvo Aduanas durante la Pandemia al atreverse a dar pasos potentes e innovadores en cuanto a la simplificación y modernización de las operaciones. Esta actitud debe valorarse en lo que vale, pues de lo contrario habríamos estado cerca de que colapsara el sistema aduanero. Lo rescatable es que varias de las innovaciones y mejoras en las tramitaciones aduaneras implementadas durante la Pandemia quedaron normadas en forma permanente, con el consiguiente beneficio para todos.

Otro aspecto digno de mencionar favorablemente es el impulso dado por Aduanas a la Carpeta Electrónica de Despacho. Esta iniciativa, que estaba en barbecho por años, finalmente logró ver la luz y ha contribuido enormemente en la disminución de los documentos archivados en papel y la gestión misma del proceso de fiscalización de Aduanas.