EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

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Sergio Cabezas

A mediados de junio pasado, el Congreso de los Estados Unidos aprobó el Acta de Reforma al Transporte Marítimo (OSRA) y quedó en condiciones de convertirse en ley, una vez que el presidente Biden la firme y sea promulgada.

La noticia ha sido muy bien recibida por los usuarios, tanto importadores como exportadores, no así por las compañías navieras que ven que las nuevas atribuciones que tendrá la Comisión Marítima Federal (FMC) pondrá límites a las desproporcionadas alzas que ha tenido el transporte marítimo desde que comenzó la Pandemia, por ejemplo.

El gobierno de Estados Unidos espera que con esta medida se ponga un alto a reiterados abusos en recargos, cobros adicionales, demurrage y rechazos arbitrarios de carga a importadores y exportadores y que esto ayude a controlar la disparada inflación que golpea al país del norte con cifras que no se registraban en décadas.

Esta noticia es un buen precedente y si bien nuestro país no tiene ni la envergadura ni la fuerza para llevar a adelante algo similar a los que los norteamericanos están implementando, sí es claro que a nivel de “chorreo” de la fuerza de las medidas estadounidenses, podrían nuestros importadores y exportadores verse beneficiados ante una rebaja o morigeración en el precio de los fletes marítimos.

Si bien la prensa ha dado cuenta en forma permanente acerca de los exorbitantes aumentos en los fletes marítimos, debemos considerar también el incremento de los gastos portuarios, el alza de tipo de cambio y la crisis por la guerra, todos factores que han conformado la tormenta perfecta para que tengamos una inflación descontrolada.