EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

delincuencia294

Edmundo Browne

Amplia difusión tuvo en los medios el robo de 12 contenedores con cátodos de cobre ocurrido en el puerto de San Antonio hace algunas semanas, situación que solo confirma la verdadera escalada de ilícitos que se producen en los puertos de la zona central. A esto hay que agregar los asaltos que se producen en el triángulo San Antonio, Valparaíso y Santiago, lo que configura una situación de gran incertidumbre por el aumento en los riesgos de sufrir algún hecho violento. 

Al robo de estos cátodos de cobre, avaluados en más de US$ 3 millones, hay que agregar una serie de otros actos delictuales que han ocurrido en los últimos meses y que han afectado a computadores, vestuario, neumáticos, vehículos, artículos deportivos, electrodomésticos y varios otros, la mayoría de muy fácil reducción, que incluso aparecen en portales Web de reconocidas empresas en los que ofrecen estos artículos robados. 

Todo lo anterior ocurre ante la irritante pasividad de las policías y la Fiscalía que hacen poco para poder prevenir la proliferación de estos delitos, ello pese a que los perjuicios son gigantescos. Esta negativa tendencia, que hace retroceder varios pasos a Chile en lo que se conoce como “Riesgo País”, está presionando a un alza en las primas de seguros. Incluso hay algunas aseguradoras que están optando por abstenerse de contratar seguros a ciertos rubros de alto riesgo. 

Hemos señalado en otras oportunidades que, si no se ponen de acuerdo y se coordinan los afectados, transportistas, puertos, policías y la Fiscalía para poder desbaratar a las mafias que impunemente actúan en los puertos y carreteras, esto puede terminar muy mal, ya que cometer estas fechorías les sale casi gratis a los involucrados. La historia reciente nos dice que a lo más se captura al chofer del camión con carga robada, el que muchas veces es contratado “a ciegas” por los malhechores y definitivamente no hay un seguimiento ni trabajo de inteligencia detrás que persiga a los cerebros de estos ilícitos. 

Nuestra óptica ha estado siempre con un foco puesto en las situaciones que afectan el desarrollo del comercio exterior. En todo caso no podemos estar ajenos a lo que ocurre en Chile desde hace varios años. La situación de deterioro en la seguridad que caracteriza la tendencia de los últimos años en el aumento de actos criminales es de gran magnitud y se vive con una permanente angustia. De muestra un botón, considerando los datos disponibles: cada día en Chile se roban 88 automóviles, se asesinan entre 2 y 3 personas y la sensación de la gente de que se vea afectada por un asalto o robo es superior al 50%. Son duros y lapidarios estos números del 2022, pero es la realidad que vivimos en nuestro hoy atribulado país.