EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

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Edmundo Browne

La ocurrencia de hechos delictuales que afectan a los puertos es cada vez más recurrente y esto se produce en distintas modalidades: acceso fraudulento a los sistemas de los actores de la cadena logística vinculados con el retiro de cargas marítimas; suplantación de correos con dominios casi idénticos; hackeo de páginas web; adulteración de patentes de los camiones y por último, la irrupción violenta en los recintos extraportuarios de organizaciones criminales; todo esto constituye una lamentable realidad que no para de crecer.

La última semana, y esta vez en Valparaíso, un grupo de maleantes ingresó a un sitio extraportuario como Pedro por su casa, y luego de reducir a los guardias abrieron 18 contenedores para ver su contenido, y luego “elegir” a cuatro de ellos y cargarlos en camiones, dándose a la fuga sin que mediara ningún acto u acción que pudiera frustrar este robo masivo. Para ello utilizaron la misma maquinaria del almacén, todo a vista y paciencia de los que se encontraban al interior del recinto.

Cabe hacer presente que en el número anterior habíamos informado de un caso de un almacén extraportuario en San Antonio, en que en forma previa al retiro de tres contenedores se había detectado una posible acción fraudulenta, y que, habiéndose informado a la PDI, se permitió el retiro para que se configurarse “la flagrancia”. En resumen, la PDI hizo el seguimiento y capturó a siete delincuentes, que además circulaban en camiones robados y con patentes adulteradas; insólitamente fueron formalizados por la Fiscalía solamente por “hurto simple y receptación de vehículos motorizados”, dejándolos libres, todo ello ante el desconcierto e incredulidad de toda la comunidad portuaria y aduanera.

Todos estos antecedentes nos hacen concluir que estamos en la intemperie en cuanto a los robos en los puertos y que no podemos esperar mucho del sistema de justicia, existiendo manga ancha para que estos ilícitos se sigan cometiendo impunemente. Estamos en medio de una verdadera ley de la selva en un sistema que ha sido sobrepasado hace ya rato.

La pregunta es ¿qué se puede hacer ante esta indolencia e incapacidad de la Fiscalía, jueces y leyes febles y permisivas? Desde el punto de vista de los hechos consumados es muy poco, ya que materializado el ilícito la situación es de total indefensión y los criminales tienen todas las facilidades para seguir “operando”.

Lo único, urgente e indispensable que podemos y debemos hacer es mejorar la PREVENCION de estos delitos, a través de un trabajo en conjunto de todos los que intervienen en la secuencia del retiro de los puertos, implementando mejoras tecnológicas en el proceso de retiro de cargas de importación que hoy están disponibles en el mercado. Los terminales portuarios, sitios extraportuarios, agentes de aduanas, transportistas, embarcadores, compañías de seguros y gremios que representen a los importadores no se podrían restar ante una iniciativa de este tipo. Los costos y daños son incalculables y de no hacer nada el pronóstico es bastante oscuro.