EDICIÓN NÚMERO 309 MAYO 2024

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Edmundo Browne

Terminó el 2023, un año que desde la óptica del movimiento de comercio exterior se vio menguada sobre todo por la disminución de las importaciones; con los datos hasta noviembre, las compras al exterior se contrajeron respecto del 2022 en mas de un 20%. Lo anterior se produjo por una violenta caída en el consumo nacional y también porque la base de comparación con el año anterior era muy alta, debido a que se caracterizó por la fiebre consumista originada por los retiros de AFP y los bonos del gobierno de la época, que inundó de liquidez el mercado, inyectando US$ 70 billones a la economía. Esto además trajo consigo graves desequilibrios, como por ejemplo una voraz inflación cuyas secuelas todavía se sienten.

Las exportaciones, según la estadística de Aduanas, tuvieron una baja casi imperceptible, los retornos por los embarques de litio disminuyeron, pero hubo un aumento considerable en las exportaciones de servicios. El sector vitivinícola sufrió una reducción de aproximadamente un 24%, situación que los tiene muy atribulados. Se señala que las razones que explican la disminución de embarques de vino se debe a que existe una abundancia en los principales mercados, sobrestock que ha inhibido el volumen de compras. Mala noticia para este importante sector que ha sido durante las últimas décadas motivo de gran orgullo para los chilenos.

El panorama para este 2024 se estima incluso más complejo y se espera que las importaciones continúen a la baja, pues no se avizoran signos de un repunte en la economía que impulse el consumo. La deteriorada inversión también es un factor importante y los inversionistas están reticentes a iniciar nuevos proyectos. En cuanto a las exportaciones, va a depender principalmente del precio del cobre y el litio, pues los otros rubros pesan menos en los grandes números. 

Como se ve, este año se ve con más nubarrones que lo que nos hubiera gustado, en donde las incertezas de los principales actores que mueven la economía hacer pronosticar un año difícil y, como ha sido habitual, bastante conflictuado. Ojalá que me equivoque; sería ideal que se recuperaran parte de las confianzas y se dieran escenarios más propicios para el crecimiento económico y bajar la cesantía que ya amenaza con llegar a los dos dígitos.

Es probable que con el término del proceso constitucional recién concluido puedan retomarse los temas que sí importan a la gente. Materias relacionadas con seguridad, educación, salud, además del tema económico, logren concitar los esfuerzos y objetivos de toda la comunidad nacional, dejando de lado la belicosidad y polarización que ha sido una constante de la sociedad chilena en los últimos años.